Pedro
(1971)
Por:
Jimmy Urquijo.
Cuando se toma como referencia esta pieza para su análisis se
tienen que ver los distintos factores que intervienen en ella. Pedro, es una obra que representa al
hijo perdido del maestro Botero en un accidente de tránsito, muestra además la
transformación del autor quien inicia una nueva interacción con los colores
pasando del uso de tonos oscuros a tonos más claros, pero de igual forma
pálidos, todos ellos con una nueva interacción de las formas.
En el proceso de elaboración de estas obras homenaje a su
hijo, el artista recrea en ellas momentos de la vida de su hijo donde plasma en
cada una la esencia del niño, pero que además cambia la técnica que el autor
venía desarrollando en piezas anteriores, en esta pieza las pinceladas y las
formas se cierran y son clave en el proceso de evolución de pintor a escultor
en esa época.
Pedro, título de
la obra, es un óleo sobre tela, materiales empleados constantemente por el
maestro Botero para trabajar, ya que en ellos como lo explica en varias
entrevistas, se pueden cargar más las obras tanto de materiales, como arena o
masas para las formas, o de sentimientos y virtudes para darle expresiones y
significados.
Esta obra en especial muestra al artista en una fase de reformación
de su estilo donde el volumen se ve más limitado y es por eso que se considera
como los inicios de su carrera como escultor, donde imprime la misma técnica de
limitación de las formas y la concentración del volumen más restringido.
La pieza que fue donada por el artista al Museo Nacional de
Colombia el 14 de febrero de 1984 hace parte de una colección llamada Pedrito Botero la cual se encuentra
completa en el Museo de Arte de Medellín, en ella se describe la vida y muerte
del hijo del maestro Fernando Botero, en ninguno de los cuadros que compone la
colección el niño sonríe, sin embargo las piezas que lo acompañan sirven para
darle armonía a las pinturas tanto la naturaleza como los juguetes que el
maestro añade, todos estos tienen relación con obras anteriores del autor como
“el árbol”, “el pájaro” o “el caballo”,
esta última que sería más adelante elaborada en escultura.
Algo que se puede observar de esta obra con relación a
anteriores es el uso de valores tonales más elevados, lo que da a estas obras
una limitación en el movimiento artístico, es decir, son más planas. A pesar de
ellos y con diferencia de obras pasadas el dibujo está mucho más cuidado y bien
definido teniendo en cuenta además lo que representa.
Para el maestro Fernando Botero quien como eje central en sus
obras ha manejado el aumentar el volumen en sus representaciones, esta no es la
excepción. Tanto el niño como la silla son de gran tamaño, sin embargo las
proporciones del plato y la cuchara conservan la estética de una original, cosa
que no se hace muy regular en sus representaciones de platos de comida,
acostumbrados ya a sus bodegones desproporcionados y a sus frutas volumétricamente
exageradas.
Pedro marca un
antes y un después en la vida artística del maestro Botero donde se encuentra
un pintor limitando su trabajo con miras a un trabajo próximo como escultor
idealizando las formas en contextos más cerrados, marcando las imágenes en
entornos donde se pueda desarrollar la escultura e interpretando este nuevo
estilo para explotar al máximo.
Un punto adicional para la interpretación de la obra es el contexto histórico por el que
atravesaba el artista, Fernando Botero se encontraba en una temporada de constantes
aperturas de salas de exhibición por todo el mundo destacando Alemania en 1970, Francia
1972 y Nueva York en 1973, todo esto influyó para el cambio de técnica y la
búsqueda de un nuevo aire en sus pinturas.
Es clave reconocer una constante presente en las obras del maestro
Botero y en Pedro no es la excepción,
donde se puede apreciar el equilibrio
entre lo real y la nostalgia de un suceso trágico, este
equilibrio es un factor simbólico dentro
de sus obras que plantea de igual forma la marca del artista dentro de cada una
de ellas.
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